- Entonces invocarás, te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
- Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.
- Oh mi Cristo, límpiame de toda osadía,
- y lávame con tu sangre preciosa; y seré un adorador en espíritu y en verdad, con los que genuinamente te adoran.
- Oh Cristo Redentor, porque creemos que Tú eres Dios manifestado en carne,
- tu piadosa obra en la cruz del Calvario, es la que redimió y justificó nuestros pecados, y nos dio gracia.
- Oh Fiel y Verdadero, nada ha sido tan sublime,
- como tu muerte, sepultura y resurrección, para darnos vida y vida en abundancia.
- Oh Santo de Israel,
- el ser humano ha hecho desdén de tu santo nombre, y te ha dado siempre la espalda.
- ¿Será qué por sus propias fuerzas todo lo puede?
- ¿O qué toda su existencia, pasa por la obstinación de su infatuada arrogancia?
- Oh Sumo Hacedor,
- al precario entendimiento de la humanidad, le es muy difícil asumir que todo lo creado ha sido manifiesto en tu presencia.
- Y que no hay nada en nuestro enderredor,
- que no provenga, oh Rey de reyes, de tu excelsa diestra.
- Oh Alfa y Omega,
- Tú diste la vida por nuestra salvación.
- Y, oh Cordero inmolado, por ser la más grandiosa y sagrada ofrenda,
- postrados estamos a tus pies los que te profesamos eterna adoración.
- Paz de Cristo
sábado, 7 de agosto de 2021
ISAÍAS 58:9-11 EN CRISTO
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