- Oh mi Cristo, no cederemos ante la impostura del diablo,
- que nos hace ver lo bonancible de su tenebrosa trampa.
- Si de Dios eres siervo,
- habrá de ser inexpugnable tu vida santa.
- Oh Santo de Israel,
- tu ministerio público nos mostró indefectiblemente la senda angosta.
- Y en la justicia que es por fe,
- tu gozo, oh Señor, será nuestra fortaleza.
- Oh Cristo Jesús,
- todos tus milagros fueron el punto de inflexión, en la incredulidad de nuestros desnortados corazones.
- Y es tu inaccesible luz,
- la que meridianamente nos ha enseñado tus gloriosas revelaciones.
- Oh Sumo Redentor,
- de tu sacrificio en la cruz del Calvario, emana el olor fragante.
- Y es, oh Cordero inmolado, por tu sublime amor,
- de donde hemos recibido la gracia inmerecidamente.
- Oh Soberano Salvador, la insistente queja perniciosa,
- define nuestra inexistente sabiduría.
- Y has de tornar tu actitud pecaminosa;
- porque la gloria solo será del alma incorruptible, que en el Eterno se gloría.
- Paz de Cristo
sábado, 7 de agosto de 2021
NO SUCUMBIRÉ ANTE NINGUNA ASECHANZA DEL MALIGNO, OH CRISTO
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