TÚ NUNCA TE EQUIVOCAS, OH CRISTO

• La Biblia dice: Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. 
• Él dijo, ¿y no hará? habló, ¿y no lo ejecutará?
• Oh mi Cristo, eterna es tu Sagrada Palabra; 
• y con su justa balanza, nuestros corazones pesará. 
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• La Biblia enfatiza: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
• Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
• Oh Rey de reyes, por tu glorioso santuario fuimos escogidos los consagrados siervos que nos hemos negado a nosotros mismos, 
• para ser arrebatados con tu Iglesia en el día postrero.
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• La Biblia enseña: No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad.
• La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.
• Jehová es el que salva, desde la eternidad y hasta la eternidad;
• por ser el universal refugio de gloria, la magnificencia de su diestra. 
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• Oh Cristo Redentor, la falta de sabiduría e insolemnidad en la lectura de la Escritura Sagrada, nos abocan a dar por bueno el texto de las nuevas versiones bíblicas. 
• Verbigracia: El Alto y Sublime que habita la eternidad; por el Alto y Majestuoso que vive en la eternidad. 
• Véanse las traducciones advenedizas, 
• que son diametralmente opuestas a la bíblica verdad.
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• Jesús, enseña: Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
• De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 
• Oh Santo de Israel, en la séptica incredulidad está el mundo sumido.
• Y la sana doctrina de Unicidad, precisa de perfectos heraldos. 
•                 Paz de Cristo