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lunes, 6 de septiembre de 2021

ECLESIASTÉS 11:5,6 EN CRISTO

  • Como tú no sabes cual es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. 
  • Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
  • Oh mi Cristo, nuestro grandioso devenir está sujeto a tus bíblicas promesas;
  • y por tu clemencia, oh Señor, siente benignidad nuestro atribulado pensamiento.

  • Oh Santo de Israel, 
  • heraldos somos de tu Sagrada Palabra, 
  • y en su siembra espiritual nos concierne indubitablemente la fe.
  • Y es que, oh Señor, tu sobrenatural presencia en lo más angosto del camino, es la radiante luz que nos alumbra. 

  • Oh Sumo Redentor, 
  • y te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz para darnos libertad.
  • Y en las gloriosas profundidades de tu amor, 
  • nos revelaste la santísima verdad.

  • Oh Cordero inmolado,
  • todo el universo observó estupefacto tu perfecto sacrificio. 
  • Pero porque eres el único Dios de lo creado,
  • nunca dudaste en consumar tu excelsa obra, para que fuera propicia al que te escarneció sobremanera; léase: el hombre inicuo.

  • Oh Sumo Alfarero, 
  • en nuestro desdén e indiferencia, se muestra la veleidad que hace infructuoso moldear un endurecido corazón. 
  • Pero en el día postrero, 
  • oh Rey de reyes, por gracia, tus verdaderos siervos traspasaremos el umbral  de la eterna salvación. 
  •                     Paz de Cristo 

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