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martes, 21 de septiembre de 2021

LA PIEDAD, INELUDIBLE EN CRISTO

  • Oh mi Cristo,
  • por tu gloriosa piedad se hizo manifiesto el milagro, en los que padecían dolencias incurables.
  • Verbigracia: El que vió, después de nunca haber visto;
  • o la curación de los leprosos, que habian sido  apartados como inmundos a los sombríos lugares.

  • La Biblia dice: Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas como debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. 
  • E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue nanifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creido en el mundo, recibido arriba en gloria.
  • Oh Santo de Israel, en ti nunca hubo pecado; y es que, no existiría el eterno santuario; sin ser Tú, oh Señor de señores, el que habita la eternidad.
  • Y tus siervos consagrados, oh Alto y Sublime, somos firmes testigos de tu sagrada memoria.

  • La Biblia enseña: Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él. 
  • Ciertamente el pueblo morará en Sión, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oir la voz de tu clamor te responderá. 
  • Oh Rey de reyes, la execrable abominación del diablo, no tendrá ninguna opción, para hacer una sola fisura en nuestra inexpugnable fortaleza de fe;
  • porque, oh Rey de la gloria, lo que tu diestra cierra, nadie lo abrirá. 

  • La Biblia constata: Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas.
  • Porque tú, oh Dios, has oido mis votos; me has dado la heredad de los que temen tu nombre. 
  • Oh Fiel y Verdadero, me has rescatado de las inmundas ciénagas;
  • y me has purificado con tu majestuosa sangre.

  • La Biblia asevera: Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; pesándolos a todos igualmente en la balanza, serán menos que nada. 
  • Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: que de Dios es el poder, y tuya, oh Señor, es la misericordia; porque tu pagas a cada uno conforme a su obra. 
  • Oh Sumo Redentor, en tu ajusticiamiento en la cruz del Calvario, nos ceñiste de poder para persistir en la angostura de toda encrucijada;
  • porque tu resurrección, oh gran Yo Soy, será nuestra eterna gloria.
  •                        Paz de Cristo 

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