LOS NOVATOS ESPIRITUALES VAN A LA DERIVA, OH CRISTO
- Oh mi Cristo,
- al egoísmo sobredimensionado del fatuo, le auguraba la muerte.
- Oh Santo Espíritu,
- derrama para su redención, tu gracia sobre toda carne incesantemente.
- Oh Santo de Israel,
- la sombra que está indisolublemente unida al ser humano, se ha convertido en el símbolo de su necedad.
- Y es que, a Dios no se le puede agradar sin fe;
- porque no sucederá otra cosa, sino la de su santa voluntad.
- Oh Soberano Redentor,
- Tú te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz. Y fuimos exhortados a seguir la sabiduría de lo alto, cuando dijiste: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
- Oh Cordero inmolado, no se pude ofrendar más amor;
- sino cuando el acusador, con actas que de pecados nos inculpaban; Tú, oh Señor, en la cruz clavandolas, sus acusaciones justificaste, para dar luz de gloria; y así por tu inconmensurable piedad, de gracia los inicuos no fenecieren.
- Oh Fiel y Verdadero,
- Tú viniste a por los disolutos, que nunca hubieran tomado parte de la eterna salvación.
- Y siempre buscaste a la oveja descarriada; para que pudiera recibir en el día postrero,
- tu majestuoso perdón.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- ninguno de los novatos espirituales que habitan la tierra, esperaban tu manifestación en carne.
- Y fue la virgen María, concebida por el Santo Espíritu,
- la que que dio a luz al Hijo del Hombre, que es el Eterno Padre.
- Paz de Cristo
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