- Oh mi Cristo,
- de la obscura ambigüedad nace el impostor.
- Únicamente en la sana doctrina, se mueve la gloriosa verdad del Santo Espíritu;
- porque Dios es amor.
- Oh Soberano Redentor,
- tu sacrificio en la cruz del Calvario, lo ha vanalizado el paganismo hasta tildarlo de mentira.
- Emanabas en tu crucifixión olor fragante, oh Señor.
- Y pedías perdón al Padre, para las ordas que te ultrajaban con su lacerante ira.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público, no sabías donde ibas a recostar la cabeza.
- Y no hubo fariseo, que no pusiera en solfa tu fe;
- obviando que en su burda mentira, no había ninguna certeza.
- Oh Fiel y Verdadero,
- tu sagrada balanza es la única que pesa los corazones con justicia.
- Porque lo profano sirve de asidero,
- a los que se jactan en su estulticia.
- Oh Alfa y Omega,
- Tú eres el único Dios, el Eterno.
- Y la impostura es anatema,
- para el que en su fingimiento ve el cielo, pero vive en el infierno.
- Paz de Cristo
martes, 14 de septiembre de 2021
LA IMPOSTURA, ANATEMA EN CRISTO
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