- Y Jesús les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
- Id, yo os envío como corderos en medio de lobos.
- Muchos serán los llamados y pocos los escogidos, oh Hijo del Hombre. Y en su perfecto arrepentimiento, velarán los que se postren desde la eternidad y hasta la eternidad, con el corazón contrito y humillado, oh Altísimo Señor, a tus gloriosos pies.
- Porque, oh Rey de la gloria, Tú conoces a los que oyen tu voz, por ser tus siervos consagrados.
- Jesús, enseña: En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella hayan, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.
- Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.
- Oh Soberano Salvador, de tu santa unción tus predicadores estaban concernidos,
- para que se manifestara tu gloria en los que aún eran inconversos.
- Jesús, asevera: Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad.
- De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
- Porque tú, oh siervo de Jesucristo; no predicas, sino la verdad.
- Y no hay mayor honor para sus heraldos, que anunciar las buenas nuevas del Rey de reyes y Señor de señores que les salvó.
- Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió.
- Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
- Oh Santo de Israel, guardarás para vida eterna en tu regazo al que en tu nombre se regocijó;
- porque sobrenatural es saciar nuestra sed, oh Señor, en tus obras majestuosas.
- Jesús, enfatiza: Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
- El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
- Oh Sumo Alfarero, Tú has moldeado en tu rueda un nuevo vaso; y le has dado pureza de vida a su estado moribundo.
- Porque solo Tú puedes transformar su maldad en santidad, oh Fiel y Verdadero.
- Paz de Cristo
jueves, 9 de septiembre de 2021
TÚ VINISTE A BUSCAR Y A SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO, OH CRISTO
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