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jueves, 9 de septiembre de 2021

TÚ VINISTE A BUSCAR Y A SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO, OH CRISTO

  • Y Jesús les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
  • Id, yo os envío como corderos en medio de lobos. 
  • Muchos serán los llamados y pocos los escogidos, oh Hijo del Hombre. Y en su perfecto arrepentimiento, velarán los que se postren desde la eternidad y hasta la eternidad, con el corazón contrito y humillado, oh Altísimo Señor, a tus gloriosos pies.
  • Porque, oh Rey de la gloria, Tú conoces a los que oyen tu voz, por ser tus siervos consagrados.

  • Jesús, enseña: En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella hayan, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. 
  • Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. 
  • Oh Soberano Salvador, de tu santa unción tus predicadores estaban concernidos, 
  • para que se manifestara tu gloria en los que aún eran inconversos. 

  • Jesús, asevera: Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad. 
  • De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 
  • Porque tú, oh siervo de Jesucristo; no predicas, sino la verdad.
  • Y no hay mayor honor para sus heraldos, que anunciar las buenas nuevas del Rey de reyes y Señor de señores que les salvó. 

  • Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió.
  • Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 
  • Oh Santo de Israel, guardarás para vida eterna en tu regazo al que en tu nombre se regocijó;
  • porque sobrenatural es saciar nuestra sed, oh Señor, en tus obras majestuosas. 

  • Jesús, enfatiza: Al que oye mis palabras, y  no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. 
  • El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. 
  • Oh Sumo Alfarero, Tú has moldeado en tu rueda un nuevo vaso; y le has dado  pureza de vida a su estado moribundo.
  • Porque solo Tú puedes transformar su maldad en santidad, oh Fiel y Verdadero. 
  •                       Paz de Cristo 

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