NO HAY BENDICIÓN, SINO EN CRISTO

• Oh mi Cristo, 
• de lo alto derramas bendición a tus siervos consagrados.
• Y al conocimiento de toda verdad nos lleva el Santo Espíritu,
• para ser hijos bienaventurados.
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• Oh Sumo Redentor, 
• con tu preciosa sangre derramada en la cruz del Calvario, hiciste el nuevo pacto de la gracia. 
• Y en un rebosante universo de amor,
• nos ofrendaste de la gloriosa santidad que al alma sacia. 
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• Oh Rey de reyes, 
• de iniquidad persistente es la vida del impostor que finge a sabiendas con su máscara inmunda.
• Y son sus falsarias acciones, 
• las que evidencian su conducta nauseabunda.
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• Oh Santo de Israel, 
• desde tu nacimiento en Belén, hasta tu muerte en la cruz  del Calvario, no hubo pecado en tu boca.
• Oh Cristo Jesús, Tú eres el autor y consumador de la fe;
• porque tu excelsa diestra, sana espiritual y físicamente al que con su gloria toca. 
• 
  
• Oh gran Yo Soy, 
• a los santos de tu amada Iglesia salvarás. 
• Y un día como hoy,
• a tus irreprensibles discípulos arrebatarás. 
•                     Paz de Cristo