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jueves, 16 de septiembre de 2021

¡OFRENDAD OBEDIENCIA EN CRISTO!

  • Oh mi Cristo, 
  • solo la absoluta obediencia,
  • hará que resplandezca en el voluble de espíritu, 
  • la radiante excelencia. 

  • La Biblia dice: Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 
  • Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 
  • Oh Rey de reyes, nuestro celo doctrinal ha de eludir cualquier circunstancia ociosa, 
  • e instar a la exhortación de los pasajes en Cristo, siempre gloriosos.

  • La Biblia enseña: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 
  • Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 
  • Oh Sumo Alfarero, en la rueda has moldeado el quebradizo vaso de barro,  hasta bendecirlo con tu majestuosa luz.
  • Y fue el predicó hasta los confines del mundo el Evangelio de  la gracia; porque en tus pruebas, oh Señor, resistió hata la sangre.

  • La Biblia constata: Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los pecho que mamaste.
  • Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan. 
  • Oh Rey de la gloria, nunca nuestra persistente adoración, te adorará lo bastante;
  • porque los dignos adoradores, son  únicamente los que en espíritu y en verdad con denuedo te exaltan.
  •  
  • Jesús, asevera: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 
  • Si me concieseis, también a mi Padre coneceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. 
  • Sabemos que será salvo el que persevere hasta el fin, 
  • Pero sin santidad no veremos, oh Fiel y Verdadero, tu rostro bendito.
  •                   Paz de Cristo 

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