- El río que brota del trono de Dios,
- discurre por un cauce de gloria.
- Todos sus afluentes son áureos,
- y predicadores fieles de su memoria.
- Oh Santo de Israel, las buenas nuevas de salvación eterna,
- han vivificado a nuestro incipiente manantial.
- Y su desbordada corriente ha sembrado de espiritualidad la tierra,
- al ser bendecida por la gracia celestial.
- Oh Cristo Redentor, tu sacrificio en la cruz del Calvario,
- ha propiciado que los indómitos torrentes no se precipitaran al abismo.
- Y que tu eterno santuario,
- les hiciera primorosos veneros del Señor Altísimo.
- Oh Soberano Creador, los ríos de agua viva,
- a el alma dan máxima pureza.
- Y el adorador que en tu majestuoso nombre confía,
- está concernido de la bíblica certeza.
- Oh gran Yo Soy, el grandioso río de la fe,
- no ha variado su caudal eterno.
- Y es que, el mundo no ve,
- que del cielo se nos ha acercado el bendito reino.
- Paz de Cristo
jueves, 20 de enero de 2022
EL CAUCE GLORIOSO DEL RIO DE DIOS
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