- Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.
- Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes.
- Oh mi Cristo, en tu excelsa diestra nuestra alma se refugiará;
- porque tu glorioso santuario nos guardará de todos los males.
- Oh Alto y Sublime,
- en santidad estamos postrados a tus santísimos pies.
- Y ante la tormenta asoladora nuestro corazón estará firme;
- y es que, cuando la roca nos da protección somos inexpugnables.
- Oh Rey de reyes y Señor de señores,
- desde antes de la fundación del mundo,
- nos has provisto de tus misericordias y favores,
- preservándonos de lo séptico y nauseabundo.
- Oh Rey de la gloria,
- el Sagrado Escrito, por tu gracia nos ha sido revelado.
- Porque no verás la eterna victoria,
- si tu galardón no es el del bienaventurado.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- es condición insoslayable adorar tu majestuoso nombre en santidad.
- Y si así fuere, por el poder del Santo Espíritu,
- tus consagrados discípulos entraremos en el reposo de la gloriosa eternidad.
- Paz de Cristo
sábado, 8 de enero de 2022
ISAÍAS 51:6,7 EN CRISTO
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