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jueves, 27 de enero de 2022

EL LIBRE ALBEDRÍO ES UN ABISMO PARA EL COMÚN DE LOS MORTALES, OH CRISTO

  • La Biblia dice: Mírame, y ten misericordia de mí, como acostumbras con los que aman tu nombre. 
  • Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí. 
  • Oh Hijo del Hombre, 
  • para tus consagrados siervos, manifiesta será tu gloria hasta el fin.

  • Jesús, dijo: Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 
  • Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. 
  • Oh mi Cristo, tu santísima verdad no tiene doblez;
  • ¿por qué la subestima la humanidad, para caer en el pecado inmisericorde? 

  • La Biblia dice: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 
  • Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
  • Oh Soberano Señor Jesucristo, 
  • el que profesa fidelidad a la Sagrada Palabra, perseverará para rendirse a tus pies, y contemplar tu santa faz eternamente. 

  • La Biblia enseña: Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 
  • Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 
  • Oh Altísimo Señor Jesucristo, 
  • nadie traspasará el umbral de tu gloria, sino se guarda en santidad.
  •  
  • Jesús, asevera: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 
  • Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. 
  • Oh Alfa y Omega, guárdanos en tu majestuosa luz del perverso obscurantismo.
  • Y glorifica a nuestra alma incorruptible, oh Señor, de la tenebrosa sepultura inmunda.
  •                 Paz de Cristo 

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