- Oh mi Cristo,
- toda nuestra ancestral impureza será raída por el espiritual resplandor; y se derramará sobre el siervo que en tu santo nombre se gloría.
- Y es que, al inquirir en el Sagrado Escrito,
- de todo lo que nos ha sido revelado por el Altísimo Señor Jesucristo, nada de su manifiesta gloria se desvirtuaría.
- Oh Alto y Sublime,
- un pequeño número de discípulos piadosos dan celoso cumplimiento a la Palabra Sagrada.
- Y se apoyará en su propia prudencia, el que con imprecación agravie o subestime,
- a toda alma que por el gran Dios ha sido con su excelsa diestra aprobada.
- Oh Hijo del Hombre,
- la asechanza del maligno nos lleva a apropiarnos y sobredimensionar las aberraciones de los perversamente necios.
- Oh Cristo Jesús, purifica del fatuo su entenebrecida y putrefacta mente, en tu majestuoso nombre,
- para dar lugar a los benditos cielos.
- Oh Fiel y Verdadero,
- la santidad es acrisolada por el que busca incesantemente tu rostro.
- Y será en el día postrero,
- cuando el corazón del justo dé su peso áureo.
- Oh Santo de Israel,
- el que se desvíe por el camino sórdido, le llevará inexorablemente a la siniestra muerte.
- Y diametralmente opuesto es para el siervo que se regocija en el don de la fe;
- porque postrado permanecerá con quebrantamiento de espíritu a los pies del Señor Omnipotente.
- Paz de Cristo
jueves, 4 de agosto de 2022
ACRISOLAD LA IMPUREZA EN CRISTO
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