- Oh mi Cristo,
- con tu resurrección al tercer día, palpamos la grandiosa libertad.
- Tú de los resucitados, oh Señor, eres el primogénito;
- y con tu milagro prodigioso nos diste el santísimo conocimiento de la única y eterna verdad.
- Oh Cordero inmolado,
- en tu soledad afrontaste el ignominioso sacrificio de muerte, y muerte de cruz.
- Y diste inconmensurable vida al atribulado,
- oh Rey de la gloria, con tu radiante y majestuosa luz.
- Oh Hijo del Hombre,
- nuestro anhelo es ver tu santa faz.
- Pero tendremos que ser día y noche heraldos de tu glorioso nombre,
- para alcanzar la preciada santidad.
- Oh Santo de Israel,
- contemplar tu universal perfección;
- no se consuma por vista, sino por fe,
- por ser tu bíblico propósito a la sazón.
- Oh Cristo Jesús,
- la sublime unción es manifiesta en tu Sagrada Palabra.
- Y es que, únicamente se hace visible tu inaccesible luz,
- oh Rey de reyes, cuando el que con extrema libertad te ama.
- Paz de Cristo
sábado, 6 de agosto de 2022
EN LA TRASTIENDA DE LA HUMANIDAD ESTÁ EL ABISMO; NO HAY LIBERTAD, SINO EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario