- Oh mi Cristo,
- sé Tú mi prodigiosa protección ante la séptica inmundicia.
- Y lléname del Santo Espíritu,
- para no hollar la ancha senda de la estulticia.
- Oh Sumo Hacedor,
- como un digno heraldo me has usado para predicar el Evangelio de la gracia.
- Pero seguiré vivificando mi primer amor,
- para que alumbre mis pies tu lámpara de excelencia.
- Oh Sumo Arquitecto,
- edifícame sobre tus mimbres eternos.
- Y postúlame en tu orden perfecto,
- para que la sabiduría de lo alto me concierna con el grado máximo de entre tus irreprensibles siervos.
- Oh Alto y Sublime,
- obedeceré siempre a tu Sagrada Palabra.
- Y con un celo exultante,
- te agradará mi alma.
- Oh Alfa y Omega,
- seguro estoy de tu excelsa fidelidad.
- Porque el resplandor de tu gloriosa presencia, ha raido el pernicioso mal de mi existencia,
- y me ha abierto el grandioso camino de la santísima verdad.
- Paz de Cristo
jueves, 11 de agosto de 2022
RAE DE MI ALMA TODA LA INMUNDICIA Y GUÁRDAME EN TU GLORIA, OH CRISTO
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