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viernes, 26 de agosto de 2022

LA CONCUPISCENCiA ES LA ANTESALA DEL PECADO, OH CRISTO

  • Oh mi Cristo, 
  • en la más absoluta desobediencia nos sume el sometimiento a lo carnal.
  • Y únicamente el poder del Santo Espíritu, 
  • nos guardará de la disoluta obscenidad ancestral.

  • Oh Cordero inmolado, en el execrable sacrificio de la cruz del Calvario,
  • derramaste tu preciosa sangre, para redimir el infame pecado de toda la humanidad. 
  • Porque en tu eterno y glorioso santuario, 
  • es de donde emana la majestuosa e inmarcesible verdad.

  • Oh gran Dios,
  • Tú mismo fuiste el que te manifestaste en carne.
  • Y es que, con tu doctrina de Unicidad quisiste probar a los que iban a ser tus siervos consagrados; 
  • porque, oh Señor, únicamente de tu Iglesia arrebatada se postularía el discípulo obediente.

  • Oh Santo de Israel,
  • en el desierto fuiste tentado por Satanás.
  • Pero no fueron obstáculo, en los cuarenta días de ayuno, el hambre y la sed;
  • para decirle al diablo: Vete, porque escrito está: al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
  •  
  • Oh Cristo Jesús, 
  • bienaventurado es el pobre en espíritu.
  • Y este probo e incorruptible heraldo, anhela vivir en tu inaccesible luz;
  • porque en ella verá la gloriosa faz del Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo. 
  •                 Paz de Cristo 

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