TUS INESCRUTABLES DESIGNIOS SUSTENTAN NUESTRA SALVACIÓN, OH CRISTO
- Oh mi Cristo,
- Tú oyes a los que de veras se arrepienten, hasta en el último hálito de vida.
- Y es por el fruto del Espíritu,
- en el que la ley no puede ir en contra de la gracia divina.
- Oh Alto y Sublime,
- tu perfecta obra en la cruz del Calvario, les ha dado vida a tus auténticos siervos por la eternidad.
- Y es que, tu redención y justificación, oh Cordero inmolado, es tan gloriosamente firme,
- que con máximo celo obedece a la santísima verdad.
- Oh Sumo Alfarero,
- los vasos que se perdieron,
- en tu rueda los hiciste de nuevo;
- y por tu gran misericordia, de eterna salvación fueron.
- Oh Hijo del Hombre, en tu execrable crucifixión; el malhechor que a tu lado crucificaron se quebrantó, postrando su corazón, oh Rey de la gloria, a tus santísimos pies.
- Y con tu inconmensurable piedad, oh Rey de reyes, verbalizaste: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
- Oh Santo y Soberano, Tú únicamente puedes dar eternas bendiciones,
- al que arrepintiéndose en el último momento de su vida, ha decido ser tu más genuino hijo.
- Oh Alfa y Omega,
- Tú nunca te equivocas, ni contravienes ningún principio bíblico.
- Y es tu decisión soberana, la que siempre hace justicia a toda alma errática; porque los primeros serán postreros, y los postreros primeros; y la salvación proviene de tu providencial gracia.
- Y es que, al que la grey consideraba indigno, oh Señor de señores, tu excelsa diestra le guardará en el glorioso paraíso.
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