- Oh mi Cristo,
- el siervo que te profesa amor, ese si conoce la eterna verdad.
- Y es en el Sagrado Escrito,
- donde se nos muestra desnuda la perfecta santidad.
- Oh Sumo Hacedor,
- todo el universo por ti creado, lleva el prodigioso sello de tu excelsa diestra.
- Y se distingue indefectiblemente, oh Señor,
- por su fragancia eterna.
- Oh Sumo Redentor,
- en el madero, como un maldito fuiste crucificado.
- Y solo percibió, oh Rey de reyes, tu sagrado candor,
- el siervo que tuvo el don de la fe, para morar en el paraíso del bienaventurado.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público, fueron incontables tus milagrosas sanaciones.
- Y al que te exaltó con sobrenatural fe,
- le revestiste con el lino fino de tus gloriosas bendiciones.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- el que siga tus sagradas huellas será salvo.
- Pero el que contriste al Santo Espíritu,
- irá perpetuamente al lago de fuego y azufre condenado.
- Paz de Cristo
martes, 16 de agosto de 2022
TU SANTÍSIMA VERDAD, LA GRAN DESCONOCIDA DEL SER HUMANO, OH CRISTO
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