- Oh mi Cristo,
- tus auténticos siervos hemos de poner por obra nuestra esplendorosa piedad en la pagana perversión del alma perdida.
- Y ha de ser la presencia del Santo Espíritu,
- restaurando con la espada de dos filos la execrable e inmunda herida.
- Oh Santo de Israel,
- por tu santísima llaga fuimos espiritualmente curados.
- Pero por falta de fe,
- no nos rendimos a tus pies, hasta que tus heridas de muerte no las palparon nuestras temblorosas e infectas manos.
- Sí, porque a todos los cobardes les da miedo enfrentarse a la chusma de inicuos que hacen escarnio del Todopoderoso Señor Jesucristo.
- El abyecto fariseo anuncia el nombre de Dios en vano.
- Pero será la Sagrada Palabra, y no el impostor, la que en el día postrero hará a todos el final juicio;
- y allí será el lloro y el crujir de dientes, para el vil profano.
- Oh Hijo del Hombre,
- Tú desde el cielo ves las acciones perniciosas y adulteradas por la in solemnidad del anticristo.
- Y es, oh Rey de la gloria, en tu majestuoso nombre,
- que ha de ser raída completamente, toda sórdida obscuridad del que publica lo proscrito.
- Oh Cordero inmolado,
- Tú nos has amado con amor eterno.
- Y nadie puede manchar, oh Cristo Jesús, lo que Tú has santificado;
- porque en el sacrificio de la cruz del Calvario, nos diste tu excelso amor con celestial e inconmensurable celo.
- Paz de Cristo
lunes, 15 de agosto de 2022
SANA LA AFLICCIÓN DEL ALMA HUMANA CON TU EXCELSO AMOR, OH CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario