- Oh mi Cristo,
- la precariedad de nuestro entendimiento, nos descubre que el libertinaje del corazón es un virulento hecho.
- Ahora bien, si viviéramos en el tiempo del Espíritu;
- con ilimitada piedad, ampararíamos al ser errático en su deambular irreverente y maltrecho.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público sanaste a un sinnúmero de endemoniados.
- Y es que, tu celestial poder,
- oh Señor, les revestía de excelsa gloria para ser sanados.
- Oh Cristo Redentor,
- tu inmolación en la cruz del Calvario, nos dio la revelación del amor que excede a todo conocimiento.
- Porque es, oh Rey de reyes, tu santísimo candor,
- el que nos habla del espiritual e inconmensurable sentimiento.
- Oh Fiel y Verdadero,
- en tu sobrenatural fidelidad nunca hubo variación.
- Y por tu sagrada medida nos juzgarás en el día postrero;
- dándonos a conocer el veredicto, que será para salvación o condenación.
- Oh Alfa y Omega,
- Tú conoces las más horrendas mentiras del inicuo corazón.
- Y es tal su inmunda impostura,
- que resulta tóxico el hedor de su sinrazón.
- Paz de Cristo
lunes, 8 de agosto de 2022
SOLO TÚ CONOCES LO QUE ESCONDE EL CORAZÓN HUMANO, OH CRISTO
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