- Oh mi Cristo,
- aceptar tu piedad es el inconmensurable grado de pureza.
- Y es que, si estás revestido con la unción del Santo Espíritu,
- vives en la única y sagrada certeza.
- Oh Cristo Jesús,
- tu pensamiento de eternidad,
- se erige inmarcesible en el tiempo inexistente de tu inaccesible luz,
- cuando muestra su omnisciencia frente a nuestra estéril necedad.
- Oh Cristo Redentor,
- Tú eres desde la eternidad y hasta la eternidad el Rey del universo, y diste tu vida por los más inicuos de la tierra.
- Y te despojaste de tu cetro de gloria, oh Señor,
- para inmolarte en la cruz del Calvario, y diste a toda la humanidad redención; escarnecido y vituperado por la indolente chusma violenta.
- Oh Hijo del Hombre,
- Tú hiciste la obra perfecta sin reservas.
- Nunca dudaste de tu manifestación en carne,
- para dar conocimiento a los seres humanos de tus incomparables buenas nuevas.
- Oh Alfa y Omega,
- el negarse a sí mismo es la máxima expresión de fe, en el que dice que te profesa adoración.
- Pero aunque busca tu rostro en la tenebrosa tormenta;
- nunca interiorizará cuando en la cruz, oh Señor, verbalizaste: Consumado es. Y oyó de forma imperceptible tu majestuoso perdón.
- Paz de Cristo
viernes, 5 de agosto de 2022
EL QUE SE NIEGA A SÍ MISMO, ES EL QUE HA CREÍDO VERDADERAMENTE EN CRISTO
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