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lunes, 15 de agosto de 2022

POR LO QUE INMERECIDAMENTE HAS HECHO POR MÍ, TE DOY LAS GRACIAS, OH CRISTO

  • Oh mi Cristo, 
  • grandioso es mi regocijo al desconocer la exponencial gracia que has derramado sobre mi existencia. 
  • Y todo lo que por mi precaria percepción no puede ser visto,
  • oh Señor, es tu inconmensurable excelencia. 

  • Oh Cordero inmolado, 
  • lo más majestuoso e imposible de interiorizar para el ser humano, fue tu redentor sacrificio en  la cruz del Calvario. 
  • Y es que, ante tu excelso amor, padeciste un martirio despiadado;
  • hasta que el velo (tu carne) se rasgó de arriba abajo, para que los más viles pudieran entrar en tu bendito santuario. 

  • Oh Alto y Sublime, 
  • los cielos de los cielos no te pueden contener;
  • y Tú, oh Rey de la gloria, la vida diste,
  • por los disolutos y perdidos que inexorablemente iban a perecer.

  • Oh Cristo Jesús,
  • Tú eres la estrella resplandeciente de la mañana. 
  • Y es en tu inaccesible luz,
  • donde harás que more el alma salva.

  • Oh Hijo del Hombre, 
  • tu piadosa magnificencia nos ha dado el prodigioso privilegio de vivir. 
  • Y el que crea en tu santo nombre, 
  • sabrá que en el eterno paraíso, su cuerpo glorificado no tendrá fin.
  •                 Paz de Cristo 

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