- Oh mi Cristo,
- grandioso es mi regocijo al desconocer la exponencial gracia que has derramado sobre mi existencia.
- Y todo lo que por mi precaria percepción no puede ser visto,
- oh Señor, es tu inconmensurable excelencia.
- Oh Cordero inmolado,
- lo más majestuoso e imposible de interiorizar para el ser humano, fue tu redentor sacrificio en la cruz del Calvario.
- Y es que, ante tu excelso amor, padeciste un martirio despiadado;
- hasta que el velo (tu carne) se rasgó de arriba abajo, para que los más viles pudieran entrar en tu bendito santuario.
- Oh Alto y Sublime,
- los cielos de los cielos no te pueden contener;
- y Tú, oh Rey de la gloria, la vida diste,
- por los disolutos y perdidos que inexorablemente iban a perecer.
- Oh Cristo Jesús,
- Tú eres la estrella resplandeciente de la mañana.
- Y es en tu inaccesible luz,
- donde harás que more el alma salva.
- Oh Hijo del Hombre,
- tu piadosa magnificencia nos ha dado el prodigioso privilegio de vivir.
- Y el que crea en tu santo nombre,
- sabrá que en el eterno paraíso, su cuerpo glorificado no tendrá fin.
- Paz de Cristo
lunes, 15 de agosto de 2022
POR LO QUE INMERECIDAMENTE HAS HECHO POR MÍ, TE DOY LAS GRACIAS, OH CRISTO
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