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sábado, 9 de abril de 2022

INCONMENSURABLE FUE POSTRARSE A TUS PIES, OH CRISTO

  • La Biblia enseña: Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 
  • Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado.
  • Oh mi Cristo, tus genuinos discípulos, han sido por tu Sagrada Palabra santificados;
  • y en tus eternos mimbres, los has sustentado

  • La Biblia dice: Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
  • No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. 
  • Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. 
  • Toda mi confianza he puesto en ti,
  • oh Altísimo;
  • porque postrado a tus pies estoy, con el arrepentido corazón doliente.

  • La Biblia enfatiza: Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. 
  • Porque no quieres sacrificio que yo daría; no quieres holocausto. 
  • Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. 
  • Oh Fiel y Verdadero, en la invocación de tu majestuoso nombre, se acrecienta la bienaventurada esperanza;
  • pero extremo es el angosto camino del que anhela ser santo;
  • y es que, muchos serán los llamados, y pocos los escogidos. 

  • Oh Santo de Israel, 
  • el viento de Sion, me ha rodeado con su buenas nuevas de salvación eterna. 
  • Y ha concernido mi ser el sobrenatural don de la fe,
  • para que mi alma pueda vivir en la gloria excelsa.

  • Oh Soberano Redentor, 
  • mi espíritu se quebranta, cuando hace memoria de tu execrable sacrificio en la cruz del Calvario. 
  • Y al reconocer que inmerecidamente, oh Rey de la gloria, redimiste y justificaste mis viles pecados, por la grandiosidad de tu amor;
  • sedientos estamos tus verdaderos adoradores, para encontrarnos contigo, oh gran Yo Soy; y saciarnos con el agua viva de tu eterno santuario. 
  •                    Paz de Cristo 

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