VIVID SIEMPRE EN CRISTO

•  Jesús, dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 
• Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
• Oh mi Cristo, en tu santo nombre, hasta el fin mi alma perseverará;
• porque sé que Tú eres el Eterno. 
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• Jesús, enseña: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 
• Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 
• Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 
• Oh Cristo Redentor, 
• en el indeleble sacrificio que consumaste por toda la humanidad, se derramó tu preciosa sangre en la cruz del Calvario; y fueron libertados todos y cada uno de los que creyeron en tu majestuosa obra, oh Señor Soberano.
• Y por gracia traspasarán la gloriosa puerta del bienaventurado. 
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• Jesús, enfatiza: Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puedes llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 
• Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 
• Oh Altísimo Señor, seremos guiados por tu luz admirable hasta el fin;
• porque a tus pies, con el corazón contrito y humillado, tus siervos hemos de permanecer. 
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• Jesús, asevera: Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
• Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. 
• Oh Rey de reyes, tu santísima verdad, no la cree el mundo, al tener como consigna lo nefando,
• en su alienante ser.
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• Jesús, incide: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. 
• Esto os mando: Que os améis unos a otros. 
• Oh Santo de Israel, 
• por anunciar las buenas nuevas de salvación eterna, tus consagrados atalayas nos sentimos exultantemente gozosos.
•                Paz de Cristo