LA SANTIDAD REPRUEBA EL OBSCURANTISMO, OH CRISTO

• Jesús, dijo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
• El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
• Oh Santo de Israel, ninguna obscena circunstancia por nuestra alma será recibida.
• Y regocijados en tu excelsa gloria, oh Señor, predicaremos la Sagrada Palabra, eternamente bendecida.
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• La Biblia dice: Sed pues imitadores de Dios como hijos amados.
• Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
• Oh Cristo Jesús, en tu santo nombre estamos completos, y nos hace bienaventurados;
• porque de gracia, transformado fue nuestro corazón en santidad desbordante.
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• La Biblia constata: Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
• No seáis partícipes con ellos.
• Oh Alto y Sublime, tuyo es el poder y la magnificencia;
• y predicaremos la Sagrada Escritura, para dar salvación a los inconversos.
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• La Biblia enseña: Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. 
• Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. 
• Oh Sumo Creador, 
•  en este mundo, somos heraldos de la bienaventurada esperanza, que por la perversa obscenidad ha sido infecto.
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• La Biblia enfatiza: Mas todas la cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz lo manifiesta todo.
• Por lo cual dice: Despiértate, tu que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. 
• Oh Soberano Redentor, en tu muerte, y muerte de cruz, redimiste al pecador más séptico.
• Y es que, lo que en un principio parece imposible, oh Señor; para tu sobrenatural gloria, no hay nada críptico.
•                Paz de Cristo