- Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
- Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardo, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.
- Oh mi Cristo, insoslayables son tus bíblicos preceptos;
- y de la ira venidera no se librará, el que no los obedeciese.
- Jesús, dijo: Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
- Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
- Oh Cristo Rey, Tú habitas la eternidad;
- y el santísimo celo de tu gloria, no lo burlará ningún espíritu moribundo.
- Jesús, constata: Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
- Mas no ruego solamente por estos, sino por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo sepa que tú me enviaste.
- Oh Rey de la gloría, el que quiera verte, ha de estar en santidad;
- es la condición indispensable.
- Jesús, enfatiza: La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
- Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos, como también a mí me has amado.
- Oh Altísimo Señor Jesucristo,
- el que crea en tu santo nombre, y persevere hasta el fin; será de gracia glorificado.
- Jesús, asevera: Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado antes de la fundación del mundo.
- Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste.
- Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
- Oh gran Yo Soy, ningún infundio,
- habrá en la pureza del corazón que en tu majestuoso nombre consagraste;
- y su gloriosa morada, serán los cielos eternos.
- Paz de Cristo
viernes, 1 de abril de 2022
JUAN 17:11,12 EN CRISTO
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