- Oh mi Cristo,
- sé que por la perniciosa calle ancha no he de andar.
- Y es que, únicamente la verdad del Santo Espíritu,
- saciará mi sed de amar.
- Oh Cristo Redentor,
- tu abominable sacrificio en la cruz del Calvario, nos dio la perfecta visión de la calle angosta, por donde nuestra efímera vida ha de discurrir.
- Y tu majestuoso perdón, oh Señor,
- es el que nos ha concedido el gozo del eterno existir.
- Oh Sumo Hacedor,
- un inconmensurable celo pusiste en crear tu magistral obra,
- Y cuando al ser humano lo revistes de grandioso candor,
- es para que sea el que habite eternamente en tu excelsa gloria.
- Oh Soberano Salvador,
- tu visitación nos enseñó el camino del paraiso eterno.
- Y nos dejaste la esencia de tu inmarcesible amor,
- que excede a todo conocimiento.
- Oh Alfa y Omega,
- entender nuestro principio y nuestro fin;
- es tanto como asumir la excelencia de nuestra gloriosa prueba,
- que es morir en Cristo, para en su templo eterno vivir.
- Paz de Cristo
jueves, 21 de abril de 2022
SERÉ SANTO, SI RENUNCIO A TODO LO QUE NO TE AGRADA, OH CRISTO
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