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sábado, 9 de abril de 2022

SANA TU ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO EN CRISTO

  • Jesús, dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 
  • Id pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. 
  • Oh mi Cristo, Tú viniste a deshacer las obras del diablo. Y celosamente seguimos las Sagradas Escrituras, tus consagrados siervos; 
  • porque en ellas está tu eterno pensamiento. 

  • Jesús, constata: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 
  • Y yendo predicad diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
  • Oh Cristo Jesús, Tú eres el autor y consumador de la fe.
  • Y el que en tu santo nombre cree, será bienaventurado. 

  • Jesús, enseña: Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 
  • No os proveáis de oro, ni de plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento. 
  • Oh Santo de Israel, la sabiduría de lo alto, nos ha provisto de una prodigiosa sanación excelsa,
  • para dar a las almas afligidas, oh Señor, tu celestial ungüento. 

  • Jesús, incide: Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis. 
  • Y al entrar en la casa saludadla.
  • Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. 
  • La predicación del Evangelio de la gracia a nadie se la impongáis; 
  • ha de ser espontánea, 
  • para que los que la oigan, sean de facto por el Santo Espíritu libertos.

  • Jesús, enfatiza: Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.
  • De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.
  • Oh Altísimo Señor Jesucristo, por fe podemos ver, lo que en tu gloria manifiesto es;
  • porque nos ha sido revelada la santísima verdad.

  • Oh Hijo del Hombre, 
  • el propósito de tu Sagrada Palabra, ha sanado mi espíritu, alma y cuerpo.
  • Y persistir en la ferviente adoración de tu majestuoso nombre, 
  • ha hecho propicia la sobrenatural señal del cielo.
  •                    Paz de Cristo 

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