- Oh mi Cristo,
- el exhorto hecho en tu santo nombre, requiere de una gran solemnidad.
- Y has de clamar al Santo Espíritu,
- para ser concernido de la única verdad.
- Asido a la continua exaltación Cristocéntrica,
- harás inconmensurable el celo de tu predicación.
- Busca sin desmayo en la Sagrada Palabra, viva, eficaz y profética,
- su sobrenatural y gloriosa unción.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público se han de escudriñar, hasta los propios silencios de tus pensamientos eternos.
- Y al extremo será sobredimensionada la fe;
- porque es la que nos guiará por la angosta senda, hasta los anhelados cielos.
- Oh Soberano Señor,
- el quebrantamiento de espíritu, ha de ser manifiesto en nuestro humillado y contrito corazón.
- Y es que, en el tiempo sin tiempo del adorador,
- es donde Él te dará su majestuoso perdón.
- Oh Rey de la gloria,
- no quedará ningún cabo suelto en nuestra profunda oración.
- Y seremos coronados en victoria,
- cuando siendo pobres en espíritu, oh Señor, recibiremos gracia a tus pies, en perpetua postración.
- Paz de Cristo
lunes, 4 de abril de 2022
SÉ UN HERALDO APROBADO EN CRISTO
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