- Oh mi Cristo,
- a la química del diablo, es muy proclive la humanidad.
- Pero con la protección del Santo Espíritu;
- no existe ninguna tentación satánica, que en el consagrado pueda raer la santísima verdad.
- Oh Cristo Redentor,
- en la cruz del Calvario, con tu muerte venciste al imperio de la muerte.
- Y tan excelso fue tu amor,
- que con tu preciosa sangre derramada, a nuestra alma del pecado libertaste.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público, sanaste a un sinnúmero de endemoniados.
- Y es que, los débiles en el sobrenatural don de la fe;
- el maligno los embaucará, y por sus asechanzas serán esclavizados.
- Oh Cristo Jesús,
- Tú conoces todos los trapos de inmundicia, que pudren el corazón del ser humano.
- Y en este letal abismo, sin luz;
- es donde el hedor de fango, tiene sumido al profano.
- Sí, oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, Tú nos has dado la gloria;
- y de forma inopinada, los inicuos han elegido la inmundicia.
- Y a la final trompeta, los santos, oh Rey de reyes, que han creído en tu majestuoso nombre, serán coronados en victoria;
- y la sepultura de los perversos, será su propia estulticia.
- Paz de Cristo
sábado, 23 de abril de 2022
NUNCA TE SOMETERÁ EL DIABLO, SI TU CORAZÓN ESTÁ EN CRISTO
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