- Oh mi Cristo,
- en un tiempo sobrenatural conocí tu santo nombre.
- Y es que, la majestuosa verdad del Santo Espíritu,
- me llevó al conocimiento del Hijo del Hombre.
- Oh Cristo Redentor,
- Tú nos quisiste hacer partícipes de tu celestial misión: la obra perfecta, oh gran Dios, que consumaste en la cruz del Calvario.
- Oh Rey de reyes, tu santísimo corazón, únicamente daba eternos latidos de amor;
- y para tal gloria, no hubo ningún impedimento en tu glorioso santuario.
- Oh Sumo Creador,
- tu hoja de ruta, ante cualquier infundio, se hizo presente de forma providencial.
- Y no otro, sino su excelso candor,
- lo derramó desde el trono celestial.
- Oh Santo de Israel,
- no sucumbiste ante las perversas encrucijadas de la sépticas e irreverentes hordas.
- Y por ser Tú, el autor y consumador de la fe,
- nos diste inmerecidamente tus más grandiosas glorias.
- Oh Señor de señores,
- el hedor de la vil saña fue nuestra respuesta.
- Y ante tus exultantes misericordias y favores,
- oh Eterno; una ignominia sin precedentes, destruyo tu glorioso templo; y lo reconstruiste al tercer día, para que contigo resucitase toda alma, que a tus pies se postró para ser santa.
- Paz de Cristo
viernes, 2 de septiembre de 2022
EL BÍBLICO DESIGNIO TE VIVIFICA EN CRISTO
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