- Oh mi Cristo,
- nuestro glorioso triunfo es predicar el Evangelio de la gracia.
- Y de Sion es el viento,
- que santifica a las almas con su celestial pureza.
- Oh Cordero inmolado,
- gracias a que en la cruz del Calvario, Tú venciste con tu muerte al imperio de la muerte,
- fuimos limpios del horrendo pecado;
- porque con tu majestuosa sangre derramada, de toda impiedad nos libraste.
- Oh Santo de Israel,
- en la invocación de tu santo nombre se dimensiona y manifiesta el sobrenatural milagro.
- Y es que, sin límites obra la fe,
- cuando se derrama el Espíritu Santo.
- Oh Sumo Alfarero,
- con la máxima perfección fueron moldeados los vasos en tu rueda.
- Pero será en el día postrero,
- cuando pesarás los corazones: y unos serán salvos por la eternidad, y otros de condenación para vergüenza y confusión eterna.
- Jesús, dijo: ¡Ay de ti Corazín! ¡Ay de ti Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.
- Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras.
- Oh Cristo Jesús, seguros estamos en tu piedad infinita;
- porque la excelsa diestra, del maligno ha guardado a nuestras irreprensibles almas.
- Oh amada Iglesia del Señor Altísimo,
- sin arruga y sin mancha te has consagrado para loar el glorioso nombre de Jesús.
- Y te has postrado con el corazón contrito y humillado en el Lugar Santísimo,
- para traspasar el umbral de su inaccesible luz.
- Oh Alfa y Omega,
- te hemos profesado ferviente adoración, para ir de triunfo en triunfo, y de gloria en gloria.
- Y por la profética e infalible Palabra,
- será tu santa Iglesia coronada en victoria.
- Paz de Cristo
martes, 27 de septiembre de 2022
NUESTRA HEREDAD ES TU GLORIA, OH CRISTO
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