- Oh mi Cristo,
- el que manifiesta tu glorioso testimonio, es confrontado con la sórdida impostura.
- Y la predicación en el Espíritu,
- ha de llevarte indefectiblemente, a que el profano sea en Cristo Jesús una nueva criatura.
- Oh Alto y Sublime,
- la secuencia de mayor gloria en nuestra vida es resistir al diablo.
- Y tu mano en el timón del arado permanecerá siempre firme,
- para ser un probo heraldo.
- Oh Sumo Hacedor,
- mi perfecto refugio es tu excelsa diestra.
- Y nada me separará de tu piadoso amor,
- porque da a mi alma provisión eterna.
- Oh Hijo del Hombre,
- sin ti nada podemos hacer.
- Y hemos de predicar con denuedo en tu glorioso nombre;
- para que el impío se quebrante, y pueda al fin creer.
- Oh Cristo Redentor,
- en tu crucifixión del Calvario, verbalizaste: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
- A tal grado llegó, oh Rey de la gloria, tu inmarcesible amor,
- que tuviste piedad, por los que la vileza padecen.
- Paz de Cristo
sábado, 10 de septiembre de 2022
EL QUE ESTÁ EN EL PROPÓSITO DE TU SAGRADA PALABRA, SUPERA TODAS LAS BARRERAS, OH CRISTO
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