- Oh mi Cristo,
- la inercia de lo que consideramos un pequeño desliz, conculca nuestra gloriosa santidad.
- No contristes nunca al Santo Espíritu,
- porque Él es el que te lleva a la eterna verdad.
- Oh Sumo Alfarero,
- no existe ningun inmundo vaso,
- que en tu rueda sagrada no puedas hacer de nuevo;
- y perseverará hasta el fin, siendo un perfecto heraldo.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público, incontables fueron tus milagros.
- Y es que, oh Señor, los siervos que te profesaban ilimitada fe;
- contaron con tu manifestación de gloria, para ser súbitamente sanados.
- Oh Cristo Jesús,
- guardar tu Sagrada Palabra es el salvoconducto de salvación.
- Porque el que de gracia recibe un intangible fulgor de tu inaccesible luz,
- a éste guarda tu majestuoso perdón.
- Oh Rey de reyes,
- es la revelación de tu santo nombre,
- la que nos colma cada mañana de misericordias y favores.
- Y es que, sin santidad nadie podrá ver al Hijo del Hombre.
- Paz de Cristo
lunes, 5 de septiembre de 2022
NO LIMITES LA SANTIDAD EN CRISTO
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