- Oh mi Cristo,
- tu sacrificio en la cruz del Calvario, sanó todas las heridas del alma.
- Y es que, oh Señor, al que en tu santo nombre ha creido,
- le has concernido la gloria pura del que perdona y ama.
- Oh Cordero inmolado,
- la abominable laceración de tu cuerpo,
- nos revela el ignominioso martirio del Rey de reyes y Señor de señores crucificado;
- y a sus probos siervos nos da el privilegio, de loar su perdón majestuoso.
- Oh Fiel y Verdadero,
- te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz.
- Y sabemos que estamos en el verdadero.
- Tú, oh Rey de la gloria, eres el que vives y estabas muerto; porque al tercer día resucitaste en tu eterna e inaccesible luz.
- Oh Sumo Hacedor,
- es audible el gemido de tu universal creación.
- Y es su esperanza en tu excelso amor,
- el invariable anhelo de que la proveas de tu gloriosa redención.
- Oh Omnipotente Señor Jesucristo,
- ¿Habrá algo imposible para la gracia de tu nombre?
- ¡Tú has podido convertir el agua en vino;
- y con cinco panes y dos peces, saciar a una multitud el hambre!
- Paz de Cristo
sábado, 24 de septiembre de 2022
SANA LA HERIDA DEL ALMA EN CRISTO
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