- Oh mi Cristo,
- nuestra carne se muestra reaccionaria ante su propia salvación.
- Y jactándose de tan vil oprobio,
- lo lleva a gala en el hedor execrable del disoluto corazón.
- Oh Cristo Redentor,
- para una descreída parte del mundo, tu inmolación en la cruz del Calvario es una veleidosa componenda.
- Y no ha podido ni podrá dar nadie tan sublime amor;
- máxime cuando el vituperio y el escarnio eran el preámbulo de la regicida muerte, como cúspide de la iniquidad perversa.
- Oh Justo,
- contigo pasamos de muerte a vida.
- Y agradecidos, no hubo ni tan solo uno;
- para dar de gracia, la gracia recibida.
- Oh Santo de Israel,
- Tú eres la piedra rechazada por los edificadores, la cual vino a ser cabeza del ángulo.
- Y por ser el autor y consumador de la fe;
- no se dará en ningún otro tiempo, prodigio tan sagrado.
- Oh Eterno,
- nuestra estatura es exigua, para poder llevar tu manto de gloria.
- Y decidirá el santísimo cielo,
- que siervo se ha hecho merecedor a la corona de eterna victoria.
- Paz de Cristo
viernes, 16 de septiembre de 2022
REVISTE TU ALMA DE GLORIOSA SALVACIÓN EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario