- Oh mi Cristo,
- tus pruebas son inherentes a la única verdad.
- Y será en el final e irrevocable juicio,
- donde nos será dada la salvación o condenación por la eternidad.
- Oh Cristo Jesús,
- lo que me redarguye interiormente es la propia convicción de pecado.
- Y no otra, sino la Cristocéntrica luz,
- me apartará del ancestral obscurantismo, para en el postrer día ser bienaventurado.
- Oh Hijo del Hombre,
- ¿cabe dentro de la naturaleza humana no pecar?
- ¿O la única manera de evitar la consumación del pecado, es la invocación sin fisuras de tu santo nombre?
- ¡Ojalá podamos ante cualquier vicisitud, de todo nuestro corazón amar!
- Oh Cristo Redentor,
- asidos a tu abominable sacrificio en la cruz del Calvario,
- fuimos sellados como genuinos siervos por tu excelso amor;
- y para vida eterna nos abriste la puerta de tu celestial santuario.
- Oh Sumo Hacedor,
- nunca uno de tus hijos podrá encubrir la mentira.
- Y ha de ser tal su amor,
- que desaprobará en tu majestuoso nombre, oh Rey de reyes, toda obscena injusticia.
- Paz de Cristo
jueves, 22 de septiembre de 2022
EL REHÉN DE LA MENTIRA, VIVE DE ESPALDAS A TU SANTÍSIMA VERDAD, OH CRISTO
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