- Oh mi Cristo,
- el corazón endurecido del inicuo le encamina al abismo.
- Y a de transformar diametralmente su espíritu,
- para humillarse a los pies del Altísimo.
- Oh gran Dios,
- de la angosta trocha de tu excelsa gloria, el profano siempre hizo desdén.
- Y solo un ínfimo número de siervos consagrados,
- han sido cautivados por el sobrenatural Edén.
- Oh Cristo Jesús,
- una gran parte de nuestra exigua existencia, se ve inmersa en la obscuridad.
- Y con vil ignominia rechazan, oh Señor, tu majestuosa luz,
- alejandose exponencialmente de la única y santísima verdad.
- Oh Cordero inmolado,
- la perversa chusma que te crucificó, dos mil años después, se jacta de aquel execrable martirio.
- Y porque su abyecta mentira, la fundamentan en ser de su padre el diablo;
- no han podido interiorizar tan piadoso sacrificio.
- Oh Soberano Cristo,
- en un abrir y cerrar de ojos, arrebatarás a tu amada Iglesia.
- Y el que, adorándote hubiere permanecido en el Lugar Santísimo,
- vivirá, oh Rey de reyes, en tu gloriosa morada regia.
- Paz de Cristo
jueves, 8 de septiembre de 2022
LA IMPIEDAD DEL SER HUMANO LE LLEVARÁ A LA SEGUNDA MUERTE, OH CRISTO
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