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sábado, 3 de septiembre de 2022

ES TU GLORIOSA PRESENCIA LA QUE CONSUELA EL CORAZÓN DE TUS GENUINOS HERALDOS, OH CRISTO

  • Oh mi Cristo,
  • Tú eres Dios manifestado en carne.
  • Y después de tu perfecta obra en la cruz del Calvario;
  •  por cuanto a todos los pecadores del mundo, redimiste y justificaste, para aquel que creyere en tu santo nombre pudiere en el día postrero salvarse.

  • La Biblia dice: Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, y no lo será después de mí.
  • Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.
  • Yo anuncié,  y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios.
  • Oh Santo de Israel, Tú eres el primero y el último, el principio y el fin;
  • y a este mundo de tu luz inaccesible viniste, 
  • para librarnos de nuestros abyectos pecados. 

  • La Biblia enseña: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
  • Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
  • Oh Eterno, nunca podremos ocultar que de Dios eres el Hijo por el siglo y hasta el siglo;
  • porque tu nacimiento de la virgen María, oh Soberano Jesús, lo consumó el Santo Espíritu en sus inescrutables designios.

  • Jesús, asevera: Yo y el Padre, uno somos.
  • Y lo constatable, según la Sagrada Palabra, es que: Si Jehová es el único Dios que salva; y Jesús es el nombre sobre todo nombre, bajo el sol, dado a los hombres en el que podamos ser salvos, es que: Jehová en el Antiguo Testamento, y Jesús en el Nuevo Testamento, es el mismo y único Dios.
  • La doctrina de Unicidad, se constituye en irrefutable en estos dos pasajes bíblicos,
  • para los que somos tus auténticos hijos consagrados.

  • Jesús, dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 
  • Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
  • ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?
  • En nuestro terrenal devenir, 
  • oh Altísimo Señor Jesucristo, 
  • tus verdaderos heraldos, predicaremos que Tú eres el único Dios; y por tu majestuoso nombre, oh Cristo Jesús, resistiremos hasta la sangre. 
  •                  Paz de Cristo 

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