- Oh mi Cristo,
- ¿Tú diste tu vida en la cruz del Calvario, para que el mundo se mueva en la sordidez del diablo?
- A tus siervos, oh Señor, nos has privilegiado, siendo encaminados a toda verdad del Santo Espíritu,
- para vivir como hijos de luz, oh Santo.
- Oh Alto y Sublime,
- en nuestro espíritu se enseñorean muchos cabos sueltos que nos faltan por atar.
- Y persistimos en esa ambigüedad que el maligno exhibe;
- para con nuestro oprobio, al gran Dios desagradar.
- Sé un siervo consagrado para el Sumo Creador.
- Escudriña con ferviente celo la Sagrada Palabra.
- Y resiste a Satanás, para no desvirtuar la gloriosa provisión de amor,
- que en la inmolación del Calvario te dio el Todopoderoso Señor y Salvador porque te ama.
- Seguid por fe,
- las huellas indelebles que a los genuinos heraldos nos dejó Cristo Jesús.
- Y es que, únicamente el que por el Espíritu ve,
- traspasará su pétreo corazón como espada de dos filos, oh Rey de la gloria, tu sobrenatural luz.
- Dios no puede ser burlado.
- Porque has de saber, que hasta los pelos de tu cabeza tiene contados.
- Y morarán en la gloria del bienaventurado,
- los discípulos, oh Rey de reyes, que con tu santidad han sido eternamente sellados.
- Paz de Cristo
viernes, 16 de septiembre de 2022
NO SANARÁS TU ALMA, SI NO ANDAS COMO ANDUVO CRISTO
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