- Oh mi Cristo,
- en tu crucifixión del Calvario, nos hiciste un llamado para que en tu santo nombre fuéramos uno.
- E investidos de poder por el Santo Espíritu,
- toda obscuridad fue disipada por la majestuosa luz del camino.
- Oh Sumo Creador,
- proclamamos a los cuatro vientos tu inmarcesible gloria.
- Porque Tú nos has dado el sobrenatural resplandor,
- que nos guarda en la eterna victoria.
- Oh Cordero inmolado,
- Tú has dado al mundo el más grandioso amor.
- Y obviaste toda abominación, para que recibiera tu excelsa gracia, el bienaventurado.
- Y es que el fatuo en su vileza no sabía, oh Santo, que tu manifestación de gloria, emanaba de tu execrable dolor.
- Oh Sumo Hacedor,
- por amor de tu glorioso nombre, cuidas de toda tu creación.
- Y es tal tu ferviente candor,
- que anhelas revestir de piedad la extrema dureza del humano corazón.
- Oh Alfa y Omega,
- santa es tu amada, vestida de lino fino.
- Y es que, sin mancha es tu perfecta Iglesia,
- porque sigue tus sagradas huellas, oh Redentor Altísimo.
- Paz de Cristo
lunes, 12 de septiembre de 2022
EL FIN ÚLTIMO DEL CIELO, ES QUE SEAMOS UNO EN CRISTO
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