- Oh mi Cristo,
- contigo he contraído una inmensa deuda.
- Y es tu Santo Espíritu,
- el que para restañarla me da provisión de su sobrenatural fuerza.
- Oh Alto y Sublime,
- de la Sagrada Palabra me has hecho heraldo.
- Y como predicador de las buenas nuevas de salvación eterna, estuve siempre firme,
- para que el impío reciba la bendita gracia del bienaventurado.
- Oh Sumo Hacedor,
- Tú has dado a tus genuinos discípulos la gloriosa misión de predicar la Sagrada Palabra hasta los confines del mundo.
- Porque, oh Rey de reyes, del poder salvífico de tu santo Evangelio, emana el glorioso amor,
- que ha de santificar el alma del espiritualmente moribundo.
- Oh Cristo Jesús,
- compartir tu excelsa gloria es la mayor bendición.
- Y no otra, sino tu admirable luz,
- oh Señor, ha de permanecer inmarcesible en el humano corazón.
- Oh gran Yo Soy,
- Tú me permites transcribir del Espíritu la predicación en forma de poesía.
- Y porque en tu eternidad, oh Sumo Creador, has incluido nuestro preciso y precioso hoy;
- será coronado en victoria, el siervo piadoso que en tu majestuoso nombre se gloría.
- Paz de Cristo
viernes, 14 de octubre de 2022
GRANDIOSO PRIVILEGIO ES QUE ME USES, OH CRISTO
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