SÉ UN HERALDO QUE PONGA POR OBRA LA SAGRADA PALABRA EN CRISTO

• La Biblia dice: Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.
• Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
• Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. 
• Oh mi Cristo, nos diste a beber de tus espirituales odres;
• es decir, de tus eternos pensamientos,
• para la gloria de tu santo nombre. 
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• Oh Cristo Jesús, 
• Tú nos enviaste al mundo a predicar el Evangelio de la gracia.
• Pero hemos de glorificarte, oh Señor, siendo irreprensibles hijos de luz,
• poniendo indubitablemente tu Sagrado Escrito por obra.
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• Oh Alto y Sublime, 
• Tú nos has dado sabiduría de lo alto, para ser sustentados indefectiblemente por tu bendita presencia. 
• Es tu senda sagrada, oh Rey de reyes, la que nos cautiva con su sobrenatural perfume,
• que emana de la Cristocéntrica esencia.
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• Oh Sumo Hacedor, 
• es imposible no conmoverse por tu prodigiosa creación.
• Y nada justifica hacer desdén de tu excelso amor,
• por las obscenas herejías del blasfemo y endurecido corazón. 
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• Jesús, dijo: ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
• El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
• Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
• Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. 
• Oh Alfa y Omega, 
• solo claman a tu majestuoso nombre las almas consagradas, 
• porque están sometidas a tu eterno veredicto;
• que es el que pesa, tanto al corazón santo, como al reprobado. 
•                 Paz de Cristo