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miércoles, 12 de octubre de 2022

LA NUEVA JERUSALÉN, ESPERANZA DE LOS SALVOS EN CRISTO

  • La Biblia dice: Vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.
  • Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. 
  • Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.
  • Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
  • Oh Fiel y Verdadero, 
  • nada es equiparable a la gloria celestial.
  • Y tus gracias excelsas,
  • nos revestiran de salvación en el día postrero. 
  •  
  • La Biblia enseña: El que hablaba conmigo tenía una caña de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
  • La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.
  • Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel.
  • El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio; y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.
  • Oh Justo,
  • tus manifiestas glorias son celestiales.
  • Y tus misericordias, oh Señor de señores, son inmarchitables,
  • tanto de noche como de día. 

  • La Biblia constata: Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.
  • Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella y el Cordero. 
  • La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
  • Oh mi Cristo, 
  • Tú eres el último y el primero;
  • y en tu luz inaccesible, morará el alma que de  santidad se revistiera.

  • La Biblia asevera: Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
  • Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
  • Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.
  • No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. 
  • Oh Alfa y Omega, 
  • toda alma que de tu gloriosa verdad haga reproche, 
  • será de condenación eterna;
  • porque no hallará lugar en el sobrenatural santuario.
  •                 Paz de Cristo 

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