- Oh mi Cristo,
- toda circunstancia viviente ha de estar impregnada de adoración a tu presencia.
- Y por la gracia del Santo Espíritu,
- indeleble es el sello de nuestra celestial esencia.
- Oh Santo de Israel,
- ser tus consagrados siervos es el mayor gozo de nuestra existencia.
- Y por fe y para fe,
- donde revestidos somos perennemente de tu santa paciencia.
- Oh Hijo del Hombre,
- la prudencia ha de ser parte inherente en nuestro devenir.
- Y para la gloria, oh Señor, de tu santo nombre,
- ha de edificarnos espiritualmente hasta el fin.
- Oh Sumo Redentor,
- lo desconocido ( cartas leídas que Tú archivaste de cada uno de los seres humanos) no te arredró, para dar la vida en la cruz del Calvario.
- Y fue, oh Rey de la gloría, tu excelso amor,
- lo que prevaleció para redención de toda la humanidad, en la Cristocéntrica eternidad del sobrenatural santuario.
- Oh Sumo Creador,
- tus pruebas son inequívocas en nuestra efímera vida, para que sea nuestro corazón el que te dé toda la gloria.
- Y será nuestro acrisolado candor,
- el que en la adoración de tu majestuoso nombre, nos dará el galardón de la final victoria.
- Oh Alfa y Omega,
- asido estoy desde la eternidad y hasta la eternidad,
- a tu única y excelsa diestra;
- porque de la salvación del alma, me ha hablado siempre celosamente tu santísima verdad.
- Paz de Cristo
sábado, 29 de octubre de 2022
LA ADORACIÓN, PRIORIDAD DIARIA EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario