- Oh mi Cristo,
- Tú aborreces las componendas del maligno.
- Son únicamente tus genuinos siervos los que obran en el Espíritu,
- para ofrendarte gloria de lo íntimo.
- Oh Santo de Israel,
- en tu muerte, y muerte de cruz, raíste toda tiniebla del abismo.
- Y es que, el que en tu excelso nombre cree,
- predica sin desmayo tu glorioso Evangelio.
- Oh Alto y Sublime,
- la adoración de tus heraldos en secreto, Tú se la reconoces en público.
- Porque al que yo envío, a mí me recibe,
- dando cumplimiento al Sagrado Escrito.
- Oh Cristo Jesús,
- la sabiduría de lo alto tiene un inescrutable designio.
- Y es tu inaccesible luz,
- la que se enseñorea; no en el primero, sino en el postrero sin previo aviso.
- Oh Eterno,
- nada obra fuera de tu excelsa diestra.
- Y Tú decides desde la bóveda de cielo,
- quien recibe de gracia, para dar de gracia.
- Paz de Cristo
domingo, 16 de octubre de 2022
TU VERDAD SIEMPRE VENCERÁ AL FALSARIO, OH CRISTO
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