- Oh mi Cristo,
- el sobrenatural poder,
- está en la obra del Santo Espíritu.
- Y para recibirlo la humanidad, en Dios ha de creer.
- Oh Cordero inmolado,
- la victoria más grandiosa, la libraste con el diablo en tu crucifixión del Calvario.
- Y lo más relevante es que el acusador, fue de su intrínseca malicia acusado;
- siendo vencido por la radiante pureza del eterno santuario.
- Oh Cristo Redentor,
- la mayor nanifestación de gloria en tu muerte, y muerte de cruz, se produjo con el derramamiento de tu majestuosa sangre; cuando en un sepulcral silencio, hiciste el nuevo pacto de la gracia.
- Y es que, de tal exponencial desmesura, oh Cristo Jesús, interiorizaste tu excelso amor;
- porque no había límites para contener la grandiosidad de tu excelencia.
- Oh Cristo Altísimo,
- el que no acepte esta salvación tan inmerecida,
- se situará a un palmo del abismo;
- y por tamaña altivez, no podrá ser su alma bendecida.
- Oh Rey de la gloria,
- anhelo fervientemente ver tu santa faz.
- Porque el grado sumo de victoria,
- es haberme revestido, oh gran Yo Soy, de tu perfecta santidad.
- Paz de Cristo
domingo, 23 de octubre de 2022
NO HAY PODER, SINO EN CRISTO
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