- Oh mi Cristo,
- cuando algún despiadado siervo en la tierra ya no tenia temor y temblor al testificar del Eterno;
- blandiste repentinamente la espada de doble filo,
- oh Soberano Señor del cielo.
- Oh Cristo Jesús,
- es reprobable predicar la Sagrada Palabra de forma irreverente.
- Y es que, no advertir, oh Señor, que el pensamiento de eternidad vive en tu inaccesible luz,
- priva de la revelación sazonada de gloria, al que el maligno con su asechanza envilece.
- Si los consagrados somos uno en el Altísimo;
- al no haber solemnidad, habremos dado irremisiblemente un paso estéril.
- No hagamos disipación del Lugar Santísimo,
- porque solo por el Rey de reyes seremos salvos en el día del fin.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público, tus palabras definían la santidad.
- Y porque nunca podrás agradar al Omnipotente sin fe;
- haz que tu rodilla genuflexa, se rinda a la gloriosa e inmarcesible verdad.
- Oh Hijo del Hombre,
- con tu sobrenatural predicación sanabas los pecados del alma.
- Porque el que adora, oh gran Dios, tu majestuoso nombre,
- en espíritu y en verdad te ama.
- Paz de Cristo
jueves, 6 de octubre de 2022
LA PRUEBA TE MUESTRA QUE TU OBRA ESTÁ INCOMPLETA EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario