- Oh mi Cristo,
- Tú mides el efímero tiempo de nuestra terrenal vida.
- Y en su inexplicable naturaleza es tan preciso;
- que no será posible retenerlo, sino al final de nuestra existencia.
- Oh Santo de Israel,
- en los milagros de tu ministerio público, ataste sin remisión al tiempo.
- Y es que, al ser Tú el autor y consumador de la fe,
- nada te fue oposición en tu terrenal reino.
- Oh Hijo del Hombre,
- Tú paraste tempestades, anduviste sobre el mar, multiplicaste panes y peces, curaste en la distancia, y hasta diste vida a los que habían expirado.
- Todo fue hecho para la gloria de tu majestuoso nombre,
- al tener potestad sobre lo que Tú mismo habías creado.
- Pero lo más insondable, oh Cristo Redentor,
- es que Tú te inmolaras en la cruz del Calvario, para darnos vida eterna a los que estábamos muertos en delitos y pecados.
- Porque no otro, sino tu único y excelso amor,
- por gracia nos hizo bienaventurados.
- La Biblia dice: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
- Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
- Oh Santo,
- todos los irreprensibles siervos que Tú resucitarás en el día postrero; a tiempo y fuera de tiempo, te exaltamos y glorificamos.
- Paz de Cristo
domingo, 2 de octubre de 2022
NUESTRA PROVISIÓN OBRA EN TU TIEMPO, OH CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario